Cuaderno de bitácora: Ayer ya se
presagiaba mal tiempo. En el segundo día la marejada nos rodea.
Ayer se materializaba el dolor y el sin
sentido de la guerra económica a la que asistimos. La trágica muerte de Amaia Egaña llegó a todos los hogares como la peor de las
noticias. Pero también puso contra la cuerdas al Gobierno. Un
Gobierno que, por desgracia, ha esperado a la muerte para situarse en
la realidad. Para responder ante lo que pasa en la calle. Para
escuchar.

Vamos, que están poniendo una tirita para arreglar una rueda de camión. Todo esto me lleva a muchas cuestiones. ¿Cuándo es un caso de extrema necesidad?, ¿por qué Marianín "ESPERA paralizar"?, ¿la gente que ya está en la mierda, o que está en vías de estarlo, debe seguir sin soluciones?, ¿por qué sigue pagando los platos rotos la gente de a pie?, ¿de verdad es necesaria la muerte de personas para que el Gobierno haga algo?, ¿son, quizás, demasiadas preguntas?
Lo que sí veo claro es que, o empiezan a hacer las cosas bien -escuchando, razonando y buscando soluciones para el pueblo y no para los poderosos-, o se enfrentan a un problema que no se podrá arreglar con tiritas y un "sana, sana". La presión social debe obtener respuestas, pero respuestas acordes señorías; porque como en una olla expres, la presión puede hacer fallar los resortes y estallarte en toda la cara.
Asi pues, esperemos que la marejada se calme y podamos capear el temporal, porque los que gobiernan el barco parecen llevarnos a la deriva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario