jueves, 15 de noviembre de 2012

Estampida

Cuaderno de bitácora: Nos rodea la niebla. Navegamos con rumbo fijo pero nos desvíamos continuamente. Se oye ruido de cañones a lo lejos.

Tenía en mente una entrada sobre la jornada de huelga de ayer. Su desarrollo, su seguimiento en los medios y en las redes sociales. Pero para eso ya están los medios tradicionales. Cada uno que elija el que más le guste. Si se decanta por "X", la huelga fue un éxito total y los altercados meros accidentes ocasionales; en cambio,  si prefiere "Y", la huelga fracasó y la manifestación no fue mas que una excusa para dar cobijo a la violencia. Por ello prefiero contar cómo viví la manifestación, y más concretamente su desalojo, en mis carnes.

Llevo desde las 18:30 en la calle. No han dado las 21:00 y, como mucha otra gente, me encuentro en Neptuno. Cánticos, pancartas, abucheos y aplausos. Antidisturbios en todas las direcciones. Ambiente relajado. Incluso había quien hablaba de quedarse toda la noche acampados. "¿Qué ha sido eso?"  "Nada, serán petardos". Continúan las conversaciones y los cantos. "Oye, eso no pueden ser petardos, no hay humo. Además suenan a escopetazo". Da lo mismo, la gente no se mueve. No debe estar pasando nada.

De repente gritos. La gente se da la vuelta y corre. "Boom". El corazón se acelera. Corre. Esquiva. Empuja. En la plaza no se podía dar un paso sin pisar a alguien. Ahora hay que correr. "Zas". Tropezón. Esquiva. Salta. Cuidado, bordillo. Agarrón. Ayuda al que cae. Pero la gente no piensa. Solo corre. "¡CALMA!". "¡NO CORRAIS!". Quieto. Date la vuelta. Calma. Silencio. Parece que se ha tranquilizado la cosa. Busca al resto. Reagrúpate. No hemos hecho nada. Pero cargan. Aún creo que es un milagro que con la plaza tan llena no ocurriese ninguna desgracia.

Llamadas. Tranquilidad. Respira, no pasa nada. Vuelta a Neptuno. Desde Cibeles bajan más lecheras. Sirenas. Ambulancias. "Boom". La gente vuelve a correr. "¡Calmaos!". Pero no escuchan. La gente corre. La policía avanza. "Boom". Aléjate. No corras. Solo aléjate. "Vamos al Museo Naval". Vamos.

Foto de Isaac F. Calvo
En el Museo hay calma. Incluso una banda de música toca canciones de paz. Eco de tiempos pasados. Pero las lecheras vuelven a pasar. En todas las calles que salen de Neptuno hay policía. "En Atocha también hay lío, mejor subimos a Cibeles". Cibeles está llena de antiditurbios. Luces parpadeantes que tanto gustan. Parecen calmados. Llegamos. Paso ágil. Calle Alcalá. En el Ayuntamiento se preparan para cargar. Mientras tanto, algunos encapuchados provocan a las Fuerzas de "Seguridad". La calle Alcalá se corta con barricadas improvisadas, que se apartan si tiene que cruzar un camión de bomberos o ambulancia. Son solo para frenar a los de la porra. Se empieza a llenar. Sube gente rebotada de Neptuno. Calma.

Pero las provocaciones siguen. "Boom". Comienza la carga. Vuelta a empezar. Corre. Salta. Esquiva. "Boom". Corre. "¡CABRONES!". La policía no se detiene. Cargan. Las porras salen de paseo. Desvíate. Calle del Barquillo. Respira. Media vuelta. Recuento. Reagrupación. "Aqui no entran, es zona residencial. Es barrio" Mucha gente sigue hacia Gran Vía. Los pierdo de vista. Llega la policía al cruce. Pero giran. No hay tumulto. No hay aglomeración. Aún así, entran en Barquillo. "Boom". "Mierda". Corre. Malditas aceras estrechas. Salta a la carretera. Pero poco tiempo. Adelanta. Vuelve a la acera. Joder, hay gente de todas las edades. Hay chavales de 16 años. Hay señores de cerca de 60. Hay gente que ni estaba en la manifa. Los bares sirven de refugio. Algunos cierran puertas.

La gente mayor se cobija en portales. Ellos no corren. Ellos ya corrieron. Y ahora sonríen a nuestro paso. Recordando tiempos pasados. Viendo que aquello por lo que lucharon queda en manos de gente que lo aprecia. Gente que protesta. Gente que, por desgracia, tiene que correr. No pares. Ellos estarán bien. Si bien el pelotazo, del que están resguardados, no discrimina, la porra si. Estarán bien. La policía avanza hasta la Plaza del Rey. Es demasiado. Paran. Silencio. Calma. Ya está. Se acabó.

Resulta que si hubo provocación. Pero también resulta que se cargó sin mediar palabra. Sin ningún aviso. Con plazas llenas de gente, que no olvidemos tenía todo el derecho del mundo a manifestarse libremente. Se cargó contra gente que ni se manifestaba. ¿Dónde está el límite?, ¿tiene que ocurrir algo reálmente gordo para que se den cuenta de lo que sucede?, ¿hemos vuelto al "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo"?


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