miércoles, 28 de noviembre de 2012

BYOB

Cuaderno de bitácora: Viento en popa. Avanzamos y avanzamos, pero el inmenso océano no parece tener final.

Llevo varios días sin publicar nada. Y empiezo pidiendo perdón porque hoy os traigo algo que ya ha sido noticia. Y aunque ya ha salido en muchos medios quiero enseñaros el Mine Kafon. Es un sencillo invento que seguro cambiará el mundo en los próximos años; al menos, buena parte de este. Se trata de una forma segura y barata de desactivar las minas anti-personas esparcidas por países como Afganistán. Su creador, Massoud Hassani, es un estudiante de la Academia de Diseño de Eindhoven (Holanda) nacido en Afganistán, que aprovechó su proyecto de fin de carrera para llevar a cabo este gran avance. 

En origen, no es más que un juguete con forma de pelota que rueda impulsado por el viento. Y de hecho, Hassani se basó en juguetes que él mismo se hacía durante su infancia para desarrollar su primer prototipo.  La idea final consiste en construir estas pelotas con un tamaño superior, de forma que abarquen mas superficie al rodar. Al ser soltadas por las zonas en las que se encuentran las minas, las pelotas hacen estallar estas a su paso. De forma que la zona por donde ruedan se convierte en segura.

Los últimos estudios indican que hay mas de 110 millones de minas repartidas en más de 64 países, 26 mil personas mueren o sufren mutilaciones debido a la detonación de estas armas. Y en concreto, Afganistán, es uno de los países más afectados; el 12% de las familias del país han vivido de manera directa o indirecta episodios dramáticos con las minas terrestres.

Hasta ahora, el alto coste de la desactivación ha permitido que durante décadas se conviviese con esa lacra. Territorios poblados por minas, áreas malditas, zonas destinadas a sembrar la muerte. Minas que costaron algo menos de un euro la unidad, constituían un gasto de cerca de 800 euros en su desactivación. De hecho, la solución al problema ha sido la espera, la espera a la desactivación natural de la mina. Ya que cuando su pila se agota, el explosivo deja de ser peligroso. Sin embargo, la duración de estas pilas es variable e incierta. Por lo que costaba asumir dicha postura cómo solución.

Pero se acabaron las excusas. No se puede desdeñar la idea bajo ningún concepto. Los Gobiernos, las coaliciones internacionales, las ONGs...alguien deberá asumir el gasto, o mejor dicho, la inversión que supone financiar la producción de este artefacto. Y dar la oportunidad de limpiar los países del terror de convivir con explosivos ocultos.

Las esferas de Hassani abren una puerta a estos países. La puerta hacia un día a día sin miedo. Por un coste mínimo los campos mortales se convertirán en zonas a poblar; o al menos, zonas en las que correr y pasear libremente. Hassani ha dado a luz, sin duda, uno de los mejores inventos en el campo militar de las últimas décadas. Un invento que pertenece a lo militar, pero también a la paz y a la libertad.