Ayer se produjo uno de esos sucesos que le dejan a uno contrariado. Un suceso que no quieres que tenga lugar, que deseas que se hubiese evitado. Y al mismo tiempo, un suceso que se extraña por no haber tenido lugar incluso antes. Ayer, un policía acuchillaba presuntamente a un extrabajador de Bankia porque este le había vendido preferentes. Al parecer el policía, de baja por depresión y arruinado económicamente, conocía al extrabajador y ya le había amenazado, según conocidos, en otras ocasiones. La víctima, un jubilado de 55 años, fue trasladado de urgencia al hospital más cercano y sometido a una operación quirúrgica la pasada noche.

Volvemos a encontrarnos ante soluciones justitas. Ideadas para evitar una respuesta social a gran escala, no para solucionar el verdadero problema. No digo que sea fácil, pero tampoco tengo la sensación de que se esté haciendo todo lo que se puede.
¿Cuántos sucesos como este tiene que haber? Al parecer la guía de actuación para este tipo de cuestiones es la de actuar poco y mal hasta que sea alarmante, y entonces decidir algo. Será que bajo presión trabajan mejor. Por desgracia parece que estamos ante políticos que aprendieron a arreglar los problemas con Pepe Gotera y Otilio, y claro, así nos luce el pelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario