lunes, 13 de mayo de 2013

Historias Prohibidas

Cuaderno de bitácora: Navegamos por aguas estancadas. La niebla y la oscuridad no nos dejan ver mas allá del casco. Avanzamos lentamente.

Y de repente me encuentro con un aspecto del gobierno de Mariano que me agrada. La división interna. Y es que dentro del PP se está produciendo un debate mas interesante que el que podemos ver en el Congreso. Una lucha interna digna de ambientar una trama de George R. R. Martin. Un juego por el poder que ha llevado a que determinadas reformas, algunas anunciadas en campaña -2 años atrás-, no consigan ver la luz. La reforma educativa de Wert es un claro ejemplo. Parece que no se deciden. Al fin y al cabo, la mayoría absoluta no lo es todo.

Pero si hay una reforma que parece haberse hundido en el barro, es la reforma de la ley del aborto. Cierto es que estamos ante un tema complicado. Posiblemente sea el mayor reto, jurídicamente hablando, al que se enfrenta el gobierno popular. Nuestro querido Ministro de Justicia -que ya ha protagonizó la entrada Man on the Moon- pretende devolvernos a una época en la que abortar suponía, además de la intervención, un viajecito -para hacerlo mas inolvidable si cabe-. Y si de por si el tema ya es complicado, cuando hablamos del aborto por malformación en el feto -aborto eugenésico que llaman- la discusión se hace interminable.

No voy a entrar en el debate ético y moral que envuelve este tema -porque me arriesgo a hacer una entrada interminable-, pero si me gustaría plantear una cuestión que aparentemente se encuentra desligada del asunto y que, a mi entender, es un terrible error obviar. 

Hablamos de una reforma que prohibiría el aborto en los casos en los que el feto presente malformaciones. Una prohibición que defiende el derecho a nacer, y a vivir, de todos. Un derecho que, por lo tanto, se convierte en obligación. Y, siguiendo la cadena, una obligación de vivir una vida, no voy a decir miserable, si complicada. Pero no me malinterpretéis. Me refiero a que de la mano de una prohibición así, debería ir una legislación que garantice una vida digna a esas personas. ¿Dónde está esa ley de dependencia efectiva? Que vivir es una cosa y vivir dignamente es otra. 

Que por mucho que nos diga Gallardón que es una reforma "progresista", no es coincidencia que la prohibición del aborto eugenésico sea la bandera de agrupaciones ultraconservadoras como European Centre for Law and Justice, que llegan a comparar ese tipo de abortos con la selección de la especie. Y que en los círculos más radicales se asimila con el programa nazi Aktion 4. Un proyecto que consistió en matar a ciudadanos alemanes que sufrieran taras físicas o mentales -programa puesto en práctica con personas ya nacidas, incluso adultas-. Quiero destacar que esta corriente solo ha cuajado con fuerza en nuestro querido país. 

En fin, esperemos que la división interna siga paralizando proyectos que atienden más a la presión de lobbies, que a la necesidad social o jurídica del país que gobiernan.

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